Inicio
La presencia del pasado
<p style="text-align:justify;"></p>
<p style="text-align:justify;">Audaz, brillante, claro e incisivo, este libro constituye un dramático desafío a los supuestos más fundamentales de la ciencia establecida. La teoría convencional postula que la naturaleza está gobernada por leyes inmutables; lo que el autor sugiere es que la naturaleza tiene memoria, y que esta memoria se propaga por medio de un proceso de conexión no material llamado resonacia mórfica.</p>
<p style="text-align:justify;">La cuestión de la morfogénesis-cómo las cosas cobran su forma- es todavía un gran misterio científico. ¿Qué es lo que hace que un conejo tenga forma de conejo? ¿Por qué las móleculas se agrupan de determinada manera? ¿Por qué las sociedades siguen patrones predecibles? De acuerdo con el autor, tales cuestiones permanecen sin respuesta en la medida en que la ciencia cree en el esquema de un universo mecánico.</p>
<p style="text-align:justify;">Pero la naturaleza no es una máquina, y todo sistema- tratese de cristales, animales o sociedades- viene regido, no por leyes universales, sino por un campo mórfico que contiene una memoria colectiva.</p>
<p style="text-align:justify;"><em>La presencia del pasado</em><span>,es, pues, un libro enormemente innovador que abre nuevas direcciones para el desarrollo de la </span><span>ciencia, y que apunta a una nueva compresión de la naturaleza, de la vida, de la materia y de la mente.</span></p>
<p style="text-align:justify;"><br /><strong></strong></p>
Precio
25,00 €
Una nueva ciencia de la vida- La hipótesis de...
<p style="text-align:justify;">He aquí un libro revolucionario que ha sido comparado, en importancia, al<em> Origen de las</em> <em>especies</em> de Darwin. El autor explica que las especies y los organismos pueden aprender, desarrollarse y adaptarse a través de un proceso de resonancia mórfica. Si una paloma de Londres aprende un hábito nuevo, automáticamente palomas de otras partes del mundo manifestarán una tendencia a aprender el mismo hábito. Pero lo mismo ocurre en el mundo inorgánico. Y en el humano. Cualquier sistema natural hereda una memoria colectiva. Existe una vía no material de transmisión del conocimiento.</p>
<p style="text-align:justify;">Al desafiar convenciones establecidas por la ciencia clásica, la hipótesis de la <em>causación</em> <em>formativa</em> ha suscitado una de las polémicas intelectuales más apasionante de estos últimos años. El debate continúa y en todo el mundo se realizan experimentos para comprobar o refutar tan brillantes y provocadoras ideas.</p>
Precio
19,50 €
La especie humana
<p style="text-align:justify;"><span class="Estilo10">En 1943, Robert Antelme, joven de veintiséis años, redactor en el Ministerio de Información francés, entra en la Resistencia. La amistad decide por él. «No fuimos héroes», recordará Marguerite Duras, casada en aquella época con Antelme, «la Resistencia vino a nosotros porque éramos gente honrada». En 1944 es detenido por la Gestapo y deportado a Alemania, al igual que su hermana Marie-Louise. Buchenwald, Gandersheim y Dachau son las etapas sucesivas de esa deportación. En <em>El dolor</em>, Marguerite Duras narra los días de abril de 1945 consumidos en la espera de Robert, en la pesadilla sobre su retorno. Hallado en Dachau, presencia sin identidad («un <em>Ecce homo</em> sin sujeto, muestra de nadie, muestra no de un hombre, sino el Hombre reducido a su esencia irreductible», escribirá mucho más tarde Dionys Mascolo), es sacado del campo por sus amigos. Durante el viaje de regreso, «infernal y maravilloso», en una fiebre, no parará de hablar. «Habla sin fin», habla sofocada y sofocante por querer decir la indecible verdad que lo humano entraña. Un año después, retornado a la carne, trabaja en la escritura de <em>La especie humana</em>, libro publicado por vez primera en 1947.</span></p>
<p style="text-align:justify;"><span class="Estilo10">Escrito con una sobriedad «a ras de las cosas», <em>La especie</em> <em>humana</em> es un relato marcadamente antiliterario, o bien de pura literatura. Desarmada escritura del desastre que pone de manifiesto, en palabras del propio Antelme, «como sola y última reivindicación, un sentimiento último de pertenencia a la especie». </span></p>
<p style="text-align:justify;"><span class="Estilo10">Comunidad de la especie así afirmada que, lejos de reintegrarnos en una presencia tranquilizadora de lo humano para consigo mismo, nos asedia y obsesiona a modo de un deshacimiento infinito. Como lo leerá Mascolo: «El SS no es diferente de nosotros. La inocencia personal, por muy profunda que se la suponga, nada vale al lado de esa solidaridad forzosa con la especie como portadora de mal, de muerte, de fuego. No hay humanismo en eso. ‘Nuestro hermano SS’, podría decirse … para decir la inhumanidad que hay en el hombre».</span> </p>
<p style="text-align:justify;"><span class="Estilo10">En 1946, Antelme, «comunista» anterior a toda militancia, ingresa en el Partido, del que se verá excluido en 1950. Contrario a la continuación de la guerra en África del Norte, es uno de los firmantes del llamado «Manifiesto de los 121», una Declaración sobre el derecho a la insumisión en la guerra de Argelia, en cuya redacción final interviene decisivamente Maurice Blanchot: «La negativa a servir es un deber sagrado». En 1968 es miembro del Comité de acción de estudiantes y escritores. Padece una hemiplejía desde 1983, y muere en 1990.</span></p>
<p style="color:#000000;font-family:'-webkit-standard';font-style:normal;text-align:justify;"> </p>
Precio
17,50 €