

El desconcierto de la educación no es un libro de recetas, pero la compresión del desconcierto puede favorecer una suerte de conciencia personal que permite respuestas prácticas. Estamos, en definitiva, ante un libro útil.
Salvador Cardús no comparte en absoluto los criterios morales catatrofistas con que muchos juzgan los problemas actuales de la educación. Que si los padres no quieren educar, que si los jóvenes pasan de todo, que si los maestros han perdido la vocación, que si vamos a la deriva por una profunda crisis de valores... La cuestión, parece, es encontrar a los culpables morales del gran desconcierto que padece la educación.
El autor reacciona contra esos planteamientos y nos ofrece un análisis de la realidad con una mirada lúcida y objetiva. Los once capítulos de que consta el libro sugieren la voluntad de provocar en el lector una amplia y nueva reflexión, abordando cuestiones como las dificultades del papel de los padres o las ventajas de la televisón.
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